¿Hay que virtualizarlo todo? Cloud hosting vs hosting tradicional

Actualmente, la mayoría de las empresas ven en la virtualización múltiples ventajas. Pero no todo el mundo le puede sacar el máximo partido, y en algunos casos, no es la solución adecuada. O al menos, no por ahora. Las aplicaciones y la virtualización evolucionan juntas, pero aún les queda un largo y emocionante camino. Por eso, la popularidad del cloud computing no debería eclipsar en ningún caso las necesidades reales de una empresa.

El cloud hosting permite pagar únicamente por los recursos utilizados, y para ello, es necesario llevar una gestión continua de los mismos y poder controlar así, de manera eficiente, su gasto. La virtualización sigue estando implementada sobre los recursos físicos de un servidor que se configuran de forma inteligente para aprovechar al máximo el rendimiento, dinamizar tiempos de provisión y utilizar máquinas virtuales únicamente durante unas horas. El ejemplo más ilustrativo es una página web que en momentos puntuales aumenta sus visitas en un número muy superior al habitual como puede ser en Navidad, verano, una noche… y necesita el doble de frontales para soportar todas las peticiones. Gestionar recursos virtualizados permite levantar máquinas de forma mucho más rápida y para un uso determinado. Hasta ahí, todo bien.

QUÉ NO DEBE ESTAR EN EL CLOUD

Gracias a una plataforma robusta, la configuración de máquinas virtuales de cloud hosting puede ajustarse al máximo a las necesidades del cliente, pero ¿a todas? Si un cliente ha desarrollado un software que hace uso intensivo de CPU, como podría ser aplicaciones de investigación que requieran mucho de ese recurso, ¿no tiene más sentido utilizar un servidor físico, el hosting tradicional, para lo que se usaba antes de que llegara la virtualización? Probablemente sí. Es decir, no configurar un hipervisor y utilizar todos los recursos de ese dispositivo para una aplicación en concreto. ¿Supone esto pérdida de escalabilidad? No necesariamente: si se diseñan unas políticas de gestión de capacidad con el proveedor de hosting, se puede crecer de forma sostenible incluso con un servidor físico de hosting tradicional. Lo importante es no caer en la trampa de querer virtualizar lo invirtualizable y pagar las consecuencias de un mal funcionamiento cuando, en realidad, cada parte de la solución necesita algo diferente.

La clave está en soluciones mixtas, con una parte virtualizada y otra no, cloud hosting y hosting tradicional. Hay servicios ideales para ser virtualizados, como frontales web o entornos de desarrollo e integración, y también hay servicios que son más dados a requerir todos los recursos de un servidor dedicado, como por ejemplo las bases de datos o las plataformas de acceso remoto. Esto no significa que no pueda virtualizarse todo, o que un servidor dedicado sea la solución cuando se superan los estándares de recursos, sino que hay que conocer bien lo que ofrece cada opción a día de hoy para que se ajuste lo mejor posible a su aplicación de negocio.

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